La
Responsabilidad Social de las Empresas es un valor estratégico intangible y uno
de los tres pilares básicos de la comunicación integral. Es por esto y por una
concepción errónea de lo que supone la implantación de políticas y estrategias
de RSE que surge la necesidad de localizar los beneficios derivados de ésta y
la importancia que éstos tienen en la actual gestión de las grandes empresas.
Como
respuesta a esta necesidad, surge la definición de una serie de indicadores
cuantitativos y cualitativos que justifiquen el retorno de la inversión de cara
a los directivos.
El
problema, es que como ya hemos comentado la RSE por definición es un valor
estratégico intangible por lo que es
muy difícil medir el beneficio que su implantación reportará a la empresa de
manera cuantitativa. Por este motivo es crucial la concienciación de los
directivos de las empresas sobre lo que realmente implica la RSE moviéndonos
siempre en el largo plazo.
Ante
la necesidad de la medición de la RSE surgen una serie de sistemas, como son
GRI, IIRC y SASB, que intentan dar respuesta a la medición real de la RSE. Desde el año 2000 se han ido presentando
guías de medición, pero por la novedad de esta necesidad no han sido realmente
satisfactorios los resultados de estos informes.
Hace
relativamente poco tiempo el GRI ha presentado su ultima versión el G4. Esta
nueva versión se centra especialmente en el análisis económico, social y
ambiental tanto positivo como negativo.
Incorporan además los mecanismos que se tienen a través de los cuales la
empresa se responsabiliza de los
impactos negativos y cómo los soluciona. Uno de sus puntos fuertes es la
inclusión del diálogo tanto de la
alta dirección como de los stakeholders.
La
participación tanto de la alta dirección como de los stakeholders es
fundamental para integrar de una manera real la sostenibilidad y cumplir a la
vez con los criterios del GRI. Esta participación dará lugar a un nuevo
concepto de informes centrados en la integración
real de la responsabilidad y la sostenibilidad de las empresas más
creíbles y focalizados.
El
propósito del G4 es que tanto el proceso de elaboración como la memoria de RSE
en sí, estén integrados en la gestión de la empresa, siendo un reflejo fiel de la actuación de la
misma. Por lo tanto, esta nueva versión de la guía del GRI ayudará a que no se
falseen resultados como se conseguía con versiones anteriores. Esto
facilitará una mayor credibilidad y
legitimidad del proceso y resultado final de la memoria. Así a las empresa
que utilizaban el GRI para adjudicarse el título de empresa socialmente
responsable, sin tener realmente integrado este concepto, les será imposible
acogerse al G4.
El
problema de las anteriores versiones del GRI era que se centraban en la
verificación de los procesos de información, sin prestar atención a la
respuesta real que las empresas dan a las estrategias y políticas de
sostenibilidad y responsabilidad. Lo que propiciaba la adopción de un discurso
vacuo sobre la RSE y sin cambios reales aplicables por parte de la empresa.
La participación interna y externa (alta dirección y stakeholders) sería la apuesta
del G4 por evitar este problema que habían ocasionado las anteriores versiones
de la guía que ofrece GRI.
Esta
nueva versión, es de reciente aparición por lo que tendremos que esperar su
aplicación extensiva en el tiempo para ver si efectivamente aporta una visión
real y creíble de la aplicación de la RSE por parte de las empresas o si por el
contrario sigue contribuyendo a que ésta se falsee. Recientemente GRI ha puesto a disposición del público una plataforma llamada G4 online platform que sirve de ayuda en el proceso de creación del informe.
Finalmente
hemos de decir, que es muy difícil cuantificar un valor intangible y menos
desde la aplicación de una guía o sistema, por lo que es recomendable que se
empleen varios métodos de verificación que aborden la RSE desde diferentes
perspectivas.
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