miércoles, 13 de noviembre de 2013

Dificultades de la medición real de la RSE

La Responsabilidad Social de las Empresas es un valor estratégico intangible y uno de los tres pilares básicos de la comunicación integral. Es por esto y por una concepción errónea de lo que supone la implantación de políticas y estrategias de RSE que surge la necesidad de localizar los beneficios derivados de ésta y la importancia que éstos tienen en la actual gestión de las grandes empresas.
Como respuesta a esta necesidad, surge la definición de una serie de indicadores cuantitativos y cualitativos que justifiquen el retorno de la inversión de cara a los directivos.

El problema, es que como ya hemos comentado la RSE por definición es un valor estratégico intangible por lo que es muy difícil medir el beneficio que su implantación reportará a la empresa de manera cuantitativa. Por este motivo es crucial la concienciación de los directivos de las empresas sobre lo que realmente implica la RSE moviéndonos siempre en el largo plazo.

Ante la necesidad de la medición de la RSE surgen una serie de sistemas, como son GRI, IIRC y SASB, que intentan dar respuesta a la medición real de la RSE.  Desde el año 2000 se han ido presentando guías de medición, pero por la novedad de esta necesidad no han sido realmente satisfactorios los resultados de estos informes.

Hace relativamente poco tiempo el GRI ha presentado su ultima versión el G4. Esta nueva versión se centra especialmente en el análisis económico, social y ambiental tanto positivo como negativo. Incorporan además los mecanismos que se tienen a través de los cuales la empresa se responsabiliza de los impactos negativos y cómo los soluciona. Uno de sus puntos fuertes es la inclusión del diálogo tanto de la alta dirección como de los stakeholders.
La participación tanto de la alta dirección como de los stakeholders es fundamental para integrar de una manera real la sostenibilidad y cumplir a la vez con los criterios del GRI. Esta participación dará lugar a un nuevo concepto de informes centrados en la integración real de la responsabilidad y la sostenibilidad de las empresas más creíbles y focalizados.

El propósito del G4 es que tanto el proceso de elaboración como la memoria de RSE en sí, estén integrados en la gestión de la empresa, siendo un reflejo fiel de la actuación de la misma. Por lo tanto, esta nueva versión de la guía del GRI ayudará a que no se falseen resultados como se conseguía con versiones anteriores. Esto facilitará una mayor credibilidad y legitimidad del proceso y resultado final de la memoria. Así a las empresa que utilizaban el GRI para adjudicarse el título de empresa socialmente responsable, sin tener realmente integrado este concepto, les será imposible acogerse al G4.

El problema de las anteriores versiones del GRI era que se centraban en la verificación de los procesos de información, sin prestar atención a la respuesta real que las empresas dan a las estrategias y políticas de sostenibilidad y responsabilidad. Lo que propiciaba la adopción de un discurso vacuo sobre la RSE y sin cambios reales aplicables por parte de la empresa.
La participación interna y externa (alta dirección y stakeholders) sería la apuesta del G4 por evitar este problema que habían ocasionado las anteriores versiones de la guía que ofrece GRI.

Esta nueva versión, es de reciente aparición por lo que tendremos que esperar su aplicación extensiva en el tiempo para ver si efectivamente aporta una visión real y creíble de la aplicación de la RSE por parte de las empresas o si por el contrario sigue contribuyendo a que ésta se falsee. Recientemente GRI ha puesto a disposición del público una plataforma llamada G4 online platform que sirve de ayuda en el proceso de creación del informe.

Finalmente hemos de decir, que es muy difícil cuantificar un valor intangible y menos desde la aplicación de una guía o sistema, por lo que es recomendable que se empleen varios métodos de verificación que aborden la RSE desde diferentes perspectivas.



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